Cuatro estaciones y un solo adiós

 

Por Freddy Sneider Durán Suárez*

 

Floreciste tú, tan limpio y sincero,

y yo jugando a ser sincero.

Tu amor fue casa, fue la primavera,

y yo rompí sus muros sin espera.

Tus manos eran paz, tu piel hoguera,

y yo tan ciego sin tener una venda,

fui temporal, cobarde en la noche entera

y tú, constante luz que no se altera.

 

Te amaba mal, con dudas y

promesas, con besos huecos,

guerras sin sorpresas, y tú, paciente,

toda fortaleza, mientras yo huía de tu sutileza.

No supe ser más hombre que torpeza,

no vi que el alma duele

sí se empieza a amar sin fondo,

sin delicadeza…

Perdí tu fe por inmadurez completa.

 

Y llegó el verano con su rostro fuerte,

calor que abrasa, y yo temiendo verte.

Te Herí de nuevo, sin querer perderte,

pero el orgullo me empujó a ofenderte.

Decía que te amaba, por inercia,

pero actuaba como un niño en su emergencia.

Mi voz gritaba con total violencia,

y tu callabas… Por amor, por paciencia.

 

Tus ojos ya dolían sin defensa,

y yo burlaba cada consecuencia.

El «te amo» se volvió indiferencia,

mi corazón sin peso ni conciencia.

Fui fuego que no sabe de coherencia,

un sol que quema todo sin clemencia,

mientras tú, fiel, aguantas la ausencia de un alma rota,

carente de decencia.

 

Luego vino el otoño con su brisa,

que, aunque no tenía prisa,

tus pensamientos los volvió trizas.

Tus pasos se alejaban sin sonrisa,

y yo fingía que todavía eras mi risa.

Las hojas caían como despedida,

y yo, aún necio, sin ver tu partida.

Creí que el amor todo lo resucita,

sin ver qué el daño a veces lo marchita.

 

Te pedí perdón, sin convicción,

con la torpeza de una explicación.

Fui un niño aún en cada discusión,

sin aprender de la disolución.

Tu ya cansada de mi confusión,

dejaste atrás nuestra maldición.

Y en tu silencio lleno de razón,

sentí el invierno antes de estación.

 

Y entonces vino el invierno a buscarme,

con su silencio dispuesto a congelarme.

Ya sin tú abrazo, sin voz para salvarme,

la soledad bajo para abrazarme.

Todo es escarcha en este corazón,

todo es vacío, pena y desilusión.

Fuiste verano, amor revolución…

Yo fui un error, puro retroceso y mucho dolor.

 

Tus cartas ya no duelen, me destrozan,

las fotos me desarman me rebosan.

Y yo, culpable de tus alas rotas,

cargo el invierno como cruz remota.

La cama es grave, el alma está desnuda,

el tiempo muere y la culpa me suda.

No hay redención para quien lo arruina,

por no crecer a tiempo en esta vida.

 

Hoy giran las estaciones como el viento,

pero tú no regresas, y lo siento.

El mundo sigue ajeno a mi lamento,

y yo, varado, roto por intento.

Fui niño en cuerpo, en alma y pensamiento,

te di dolor, promesas sin cimiento.

Y tú tan fuerte, amor sin impedimento,

te fuiste digna… Sin mirar mi tormento.

 

No hay primavera para el que destroza,

ni hay verano para quien no reposa.

El otoño no perdona mariposa

que no voló por culpa de temerosa.

Y el invierno me destroza,

con tu recuerdo en cada hora Espinosa.

Fuiste mi todo, mi verdad hermosa…

Y yo, el cobarde que arruinó la rosa.

 

* Estudiante de undécimo grado del Instituto Técnico María Inmaculada del municipio de Villa del Rosario, Norte de Santander.

Comparte la publicación:

Otros Artículos